Bruma Interior
Me disuelvo en el borde del aire, donde ya no hay nombre ni forma, solo el leve temblor del instante que no pide nada.
experiencias visuales y poéticas
Me disuelvo en el borde del aire, donde ya no hay nombre ni forma, solo el leve temblor del instante que no pide nada.
No hay arriba ni abajo, no hay destino ni partida, solo un vaivén invisible que acaricia el pensamiento.
¿Y si el todo fuera esto? Una bruma que envuelve con ternura, una ausencia de contorno que, sin embargo, lo llena todo.
En el silencio de la noche, las estrellas susurran secretos que solo el alma puede escuchar.
Porque en este instante velado, yo también soy niebla, yo también soy luz que no arde, yo también soy silencio que abraza.
Hay un pulso que no se mueve, late sin avanzar, como si el tiempo se rindiera ante la quietud de lo eterno.
No soy la voz, sino el eco que queda después, cuando todo ha callado y aún vibra la presencia sin palabras.
No corta esta luz, no hiere ni divide, se posa como aliento en la piel del alma que no pide defensa.
¿Y si el todo fuera esto? Una bruma que envuelve con ternura, una ausencia de contorno que, sin embargo, lo llena todo.
La nada se vuelve abrazo cuando dejo de resistir, y descubro que el vacío no es ausencia, sino forma pura de estar.
Miro sin querer poseer, siento sin querer cambiar, soy testigo del instante que pasa, sin miedo de que se vaya.
Entre un pensamiento y otro, habita un mundo sin nombre, una pausa que no cesa, donde el alma se reconoce sin espejo.